Yo diría que son más las peluquerías que cafés con piernas.
Algunas precisiones sobre la nota:
Los juegos más didácticos como los aros de basketball, los autos, las motos, los simuladores de armas y el minihockey son para las parejas errantes
Absolutamente errado! Los juegos didácticos, aros de basquetball, interactivos, air-hockey, etc.... están orientados a niños chicos, que juegan mientras los padres los miran o ayudan.
Falta poco para el mediodía y unas 120 personas sobre 25 años repletan las instalaciones. Sub 18 no se ven. La razón: los Juegos Diana de Merced no aceptan a ningún estudiante de uniforme hasta las 18:30, respetando una regla de oro que se mantiene desde los tiempos de la dictadura de Pinochet.
En este caso personalmente don pino tuvo re-poco que ver. La ordenanza es municipal y regía en todo el país, ya que algún "experto" del gobierno militar se dio cuenta que los escolares que hacían la cimarra se iban a los flippers. Aun así en locales de barrio no se respetaba mucho la norma ya que la fiscalización no era como en el centro de stgo. y además muchos, como su servidor, llevaba una casaca de color para cubrir el aspecto escolar, y la prohibición se terminaba en ese preciso instante.
AHORA la asistencia de mayores de 18~25 años se debe que los menores de ese rango etareo, han crecido con juegos de consola, pc, internet y celulares. NO CONOCEN lo que es un local arcade.
Los Juegos Diana de Merced son un lugar mágico, oscuro, underground, con sus luces de neón y sonidos electrónicos ochenteros
De magia tienen bien poco!. Esa magia la tuvieron hasta antes del incendio de finales de los 80's, donde el local desapareció por años. Los sonidos son más que noventeros, más bien finales de los 90's y la década del 2000 hasta nuestros días pq en el patio central casi no hay máquinas antiguas.
Las máquinas más antiguas están relegadas en el segundo piso, y son muy poco jugadas porque están TERRIBLEMENTE arregladas, osea, difíciles. Tanto así que para un jugador experto se hace casi imposible durar un buen rato.
Más que ir a recordar viejos tiempos y pasar un rato nostálgico, uno se va enrabiado y con la sensación de haber botado la plata.